Se deshace en favores, pero resulta un pesado
Los mártires siempre se ven a sí mismos como víctimas del maltrato de los demás. Sólo ven buenas intenciones en sus acciones, y se sienten sorprendidos y desconcertados ante las reacciones hostiles que provocan con su forma de actuar. Es el caso de los padres que han renunciado a su vida “por sus hijos” o del amigo amargado y protestón que “siempre hace favores y nunca recibe ninguno”.
Pero las intenciones de los mártires no son puramente loables. Se sienten impulsados a hacer sacrificios, los cuales, más que el reflejo de amor o amistad, son una necesidad de colocarse en posiciones insoportables para conseguir atención y aprecio. Deshacerse en halagos, ayudar sin que nadie lo pida, llamar por teléfono a todas horas para preocuparse por ti… todas sus acciones elevan hasta las nubes su capital moral. Sin embargo, a no ser que sean verdaderos santos, lo único que hacen los mártires es provocar una reacción negativa en la gente que los trata, que acaban considerándolos manipuladores, innecesarios y muy poco generosos. Si tienes un amigo que va de mártir:
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