martes, 7 de mayo de 2019

El diálogo, la llave de la reconciliación


COMUNICAR LO QUE SENTIMOS CIMIENTA LA FORTALEZA INTERIOR

Cuando una relación se debilita, sea por la cuestión que sea, se produce un distanciamiento, que normalmente va seguido de cierto malestar e inquietud. ¿Tienes una conversación pendiente con alguien? Ir a la búsqueda de ese encuentro te ayudará a recuperar la paz interior.

"Las palabras son una medicina para el alma que sufre", decía el poeta griego Esquilo. Si aún te planteas si vale la pena coger el teléfono y restablecer la comunicación, hazte la siguiente pregunta: ¿Quieres ser parte de la solución o del problema?


DEJA ATRÁS EL RESENTIMIENTO

  • Emociones en orden. Según el psicólogo Joan Quintana, detrás de un desencuentro con una persona, casi siempre, se esconde una expectativa no satisfecha: la necesidad de ser valorado, aprobado, querido, aceptado, apoyado, etc. Es ese deseo no cubierto lo que provoca el resentimiento en forma de distanciamiento, rabia, rencor, tristeza, etc. "Lo que mueve el mundo es el amor y el reconocimiento", advierte el divulgador científico Eduard Punset.
  • Revelar la causa. El primer paso, por tanto, es saber qué emoción herida ha provocado ese desencuentro. Reconocer ese sentimiento -"me siento ofendido/infravalorado/traicionado/incomprendido/apartado/impotente", etc.-, te ayudará a sincerarte contigo mismo y a ir a la raíz del problema. "Si no tenemos paz dentro de nosotros, de nada sirve buscarla fuera", decía el escritor FranÇois de la Rochefoucauld.
  • Qué resultado buscas. Antes de abordar el tema cara a cara, es necesario tener claro el objetivo que se persigue con ese encuentro con preguntas del tipo "¿qué quiero conservar en mi relación...?. "en esta disputa, ¿busco un acuerdo o una victoria?". Si tu deseo es tender puentes, no vayas armado hasta los dientes; si lo único que quieres es aclarar un asunto pendiente, no saques trapos sucios del pasado, etc.
  • Sin ataques. Cuando llegue el momento de abordar las diferencias, recuerda que es preferible hablar de cómo te sientes, que criticar la actitud del otro, algo que puede interpretarse como un ataque. "Creo que mis aportaciones no se tienen en cuenta" es más constructivo que decir a tu interlocutor que es un "prepotente". De lo que se trata es de señalar el hecho con el que estás en desacuerdo, sin descalificar a la persona.
  • Acercar posiciones. Da a conocer tu punto de vista con el mismo esfuerzo e interés con el que tratas de entender el del otro. Escucha atentamente a tu interlocutor sin interrumpirlo y respeta sus opiniones. "Que no corra tu lengua más que tu pensamiento", aconsejaba Quilón de Esparta. Asumir los errores propios en lugar de centrar el discurso en los del otro es otra buena manera de abrir canales de comunicación.
  • Intentos frustrados... Si no cabe la posibilidad de tratar el tema pendiente, no dudes en escribir tus sentimientos en un papel en blanco, una de las formas más reparadoras de aliviar la angustia. Y, acto seguido, pon punto final a esa historia. "Un problema -afirma el escritor español Eduardo Mendoza- deja de serlo si no tiene solución".
¿EL ENCUENTRO CARA A CARA TE SUPERA?
Visualizar el "vis a vis" con esa persona con la que mantienes algunas diferencias, es decir, imaginar la forma en la que te gustaría comportarte frente a ella, ayuda a que el encuentro acabe siendo un éxito.
  • El anclaje. Esta técnica de visualización, propia de la Programación Neurolingüística, es un gran apoyo cuando nos sentimos inseguros ante una situación. ¿Quieres ponerla en práctica?
  1. Piensa qué herramienta necesitarías para acudir a esa cita con plena confianza, seguridad en ti mismo/a, valentía, mejores dotes de comunicación, serenidad, etc.
  2. Cierra los ojos y busca esa cualidad que precisas en una experiencia personal del pasado. Solo se trata de pensar en una situación en la que te sintieras en posesión de esa virtud: seguro/a de ti mismo, valiente, sereno/a, etc.
  3. Recréala en tu mente y cuando esa sensación llegue a su punto más álgido, ánclala en tu interior con un gesto -un pellizco, cruzando los dedos, apretándote el antebrazo, etc.-.
  4. Cuando necesites tener esa herramienta en tu poder, solo tienes que reproducir ese gesto y verás como sientes en tu interior la fuerza de esa cualidad.
LAS BASES DE UNA RELACIÓN SANA Y DURADERA

  • PLENA ACEPTACIÓN. Aceptamos al otro tal cual es cuando no intentamos cambiarlo para que se adecúe a nuestras necesidades o deseos. Eso no significa que no puedas hacerle saber lo que te molesta: "No dejes crecer la hierba en el camino de la amistad", decía el filósofo Platón.
  • SÉ POSITIVO. Reconocer las virtudes que posee la otra persona ayuda a superar cualquier conflicto. Si solo tienes en cuenta lo negativo, se alejará cualquier forma de entendimiento.
  • HAZ PETICIONES CLARAS. No esperes a que la otra persona adivine lo que piensas. Es preferible hacer peticiones directas que aguardar a que el otro lea nuestra mente. Saber qué queremos y qué podemos esperar de cada uno de nuestros amigos es un ejercicio muy terapéutico.
  • APRENDER A CEDER. Expón tus puntos de vista, pero si la situación se encalla por alguna razón valora si es preferible dar tu brazo a torcer: "¿Vale la pena?", "¿Prefiero tener la razón o tener la fiesta en paz?", etc.