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jueves, 11 de octubre de 2012

Las ventajas de ser sensible



Hasta ahora, la timidez o la indecisión se consideraban atributos negativos. Pero son rasgos de las ‘personas altamente sensibles’, mucho más intuitivas y empáticas.


Si a una persona le afecta especialmente el comportamiento de los demás, le conmueve el arte, le agobia hacer muchas cosas en poco tiempo, se considera una persona tímida o inhibida… posiblemente se trate de una “persona altamente sensible”, tal y como la define la psicoterapeuta Elaine Aron en su libro El don de la sensibilidad.
Son muchas las personas que, desde su niñez, han tenido que resignarse a que las clasificaran –negativamente- de tímidas, cobardes, vergonzosas, poco decididas o débiles cuando, como explica Elaine Aron, simplemente tienen un sistema nervioso más sensible, y eso las hace actuar de forma diferente a las demás, ni mejor ni peor.
“Tener un sistema nervioso sensible es normal, es un rasgo básicamente neutro. Sucede entre el 15 y el 20% de la población. Significa que usted es consciente de cosas muy sutiles de su entorno, una gran ventaja en muchas situaciones. También significa que se ve abrumado más fácilmente cuando está sometido a un entorno muy estimulante, bombardeado de imágenes y sonidos, hasta que se siente exhausto y con el sistema nervioso alterado. Tiene sus ventajas y sus inconvenientes”.

Cualidades positivas

Ser altamente sensible, por tanto, no es un rasgo natural, no es un problema ni una imperfección. Sin embargo, es conveniente que estas personas se miren a sí mismas bajo una luz positiva, ya que la sociedad tiende a valorar a los decididos y extrovertidos. De hecho, esta sensibilidad extra les permite percibir mejor los errores y evitarlos, tener mayor capacidad de concentración y precisión, mayor intuición y más empatía, entre otras muchas cualidades. Eso sí, deben descansar más y realizar actividades tranquilas y relajantes más a menudo.