El hecho de que hayas decidido compartir tu vida con una persona no quiere decir que debas fusionarte en ella. Para que la relación transcurra por buen camino, es necesario que cada miembro mantenga su personalidad y su forma de vida.
- Todos tenemos en nuestro haber un bagaje adquirido a lo largo de nuestra vida, una especie de equipaje en el que guardamos todas nuestras experiencias. Cuando nos enamoramos, esa mochila debe continuar sobre nuestra espalda, porque, si nos desembarazamos de ella, renunciamos a todo lo que somos.
- No tiene sentido, por lo tanto, renunciar a nuestro círculo de amigos o a dejar de practicar nuestro deporte preferido por nuestra pareja. Además de no ser necesario, puede afectar muy negativamente a nuestra autoestima y a nuestro equilibrio personal.
- Hay que tener en cuenta que compartirlo absolutamente todo con la pareja puede ahogar la relación. Por el contrario, tener una vida propia será como recibir una bocanada de aire fresco. No solo podremos realizarnos personalmente sino que, además, tendremos la oportunidad de enriquecer el vínculo.
- Una persona realizada, con sus aficiones y experiencias propias, resulta, además, mucho más interesante ante los ojos de los demás, pareja incluída.