Nuestra agenda personal y profesional está llena de compromisos y nuestra casa, abarrotada de cosas. Eso nos hace sentir muchas veces agobiados y saturados. ¿Cómo desmarcarnos de esta tendencia occidental?
Si año tras año te prometes bajar el ritmo, hacer menos cosas pero con mayor profundidad, cuidarte más... quizás estás empleando demasiado tiempo y energía en cosas que no te llenan. Es el momento de simplificar tu vida.
Analiza tus ocupaciones cotidianas: compromisos y proyectos laborales, relaciones afectivas y hogar. Debes primar calidad sobre cantidad.
Lo que de verdad necesitamos para ser felices es muy básico: amor y realización personal. Acumular cosas o llenar todas nuestras horas nos aleja de lo esencial. Decide cómo quieres que sea tu vida y haz cambios cuanto antes para iniciar el proceso.
Armonizar y ordenar tu hogar es básico. Tenemos demasiadas cosas accesorios que no usamos ni necesitamos. ¡Tíralas! Al principio cuesta, pero después es muy liberador. Una casa con pocas cosas, pero bien elegidas, resulta más acogedora.
Haz también una limpieza de relaciones afectivas. Deja fuera de tu vida a las personas que te quiten energía o utilicen contigo mecanismos de envidia, superioridad o exigencia desmedida.
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