Nadie es perfecto y si, entre los rasgos de carácter menos preciados de tu pareja está el mal humor, te toca armarte de paciencia y, sobre todo, actuar con grandes dosis de mano izquierda.
No respondas a sus provocaciones. Actúa de la misma manera que se hace con un niño pequeño en plena rabieta: conserva la calma y trata de que entre en razón. Si no lo consigues, limítate a ignorarlo.
Pon tierra por medio. Si está de muy mal genio, márchate a otra habitación o sal de casa con cualquier excusa. No hagas que tu huida parezca un reproche. Puedes decirle, por ejemplo, algo así como "ahora estás demasiado alterado para hablar, es mejor que continuemos esta conversación más tarde".
Sé prevenido/a. Si hay momentos o situaciones en los que suele estar de peor humor, adelántate a sus salidas de tono rodeándote de positivismo. Regálale los oídos con halagos ("qué bien que estés en casa") y con comentarios optimistas ("hoy he tenido un día estupendo").
Corre un tupido velo. Para mejorar el estado de ánimo de ambos, organiza actividades que os agraden (ir al cine, hacer una excursión, comer fuera, etc.). Os distraerá y, al mismo tiempo, tranquilizará los ánimos.

No hay comentarios:
Publicar un comentario