martes, 7 de enero de 2014

Tartamudez


Es un trastorno del habla que se caracteriza por la frecuente aparición involuntaria de algunas alteraciones, como repetición de sílabas (principalmente al principio de las palabras), fragmentación de éstas, prolongación de los sonidos, bloqueos o pausas. Cuando se aprende a hablar, es corriente que aparezcan algunas de estas anomalías, pero, para que se sospeche la tartamudez, deben ser importantes.

CAUSA: No hay acuerdo sobre el motivo que la produce, pero es evidente que influye una combinación de factores, unos propios de cada persona y otros del entorno. Entre los primeros, puede existir una predisposición genética o ligeros trastornos de algunas funciones neurológicas y, entre los segundos, pueden tener mucha importancia las presiones que, al empezar a hablar, recibe el niño o la niña para hacerle rectificar los errores, por lo que adquiere más conciencia del defecto y le ocasiona inseguridad y timidez. A veces, la tartamudez aparece cuando se ha producido un retraso en la aparición del habla y, en ocasiones, ocurre después de un período más o menos largo (incluso años) de haber hablado bien, en cuyo caso, suele ser síntoma de una reacción ante un trauma afectivo, real o imaginado.

CONSECUENCIAS: Si no se corrige pronto, al intentar hablar, aparece temblor en los labios, lengua y mandíbula (debido a la tensión de sus músculos), parpadeo excesivo, muecas, giro de los ojos hacia los lados o movimientos bruscos de la cabeza, con lo que se pretende superar el bloqueo. En algunos casos, se evita hablar, se producen vergüenza y sentimientos de culpa, dificultando la comunicación, el desarrollo escolar y las relaciones sociales.

QUÉ HACER: Cuando se sospecha la tartamudez, hay que consultar al pediatra, pues las posibilidades de corregirla son mayores si se empieza pronto el tratamiento. 

Muchas veces, la actitud que se adopta ante los que sufren este trastorno, lejos de ayudarles, los perjudica. Para evitarlo hay que tener en cuenta lo siguiente:

- Comportarse igual que con los otros niños.
- Nunca hay que referirse al que la sufre con la palabra "tartamudo", pues puede sugerir que se padece un trastorno permanente. En su lugar debe decirse que "tartamudea", pues puede indicar sólo una alteración pasajera.
- Evitar decirle: "Habla más despacio", "no te pongas nervioso/a", etc.
- No completar la palabra o la frase para ayudarle.
- Mientras habla, mirarle a los ojos, no avergonzarse, burlarse, ni reírse.
- Hablarle lenta y tranquilamente.
- Hacerle ver que lo importante es lo que dice y no cómo lo dice.
- En las ocasiones que no tartamudea, no hay que decirle expresiones como: "lo hiciste bien", "te felicito", etc., pues puede pensar que se le califica cada vez que habla.



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